PANAL - Jean Jeaures 361 GRITAGrita, grieta!
Trabajar el guión de una exposición a partir de una palabra clave es una manera de
expandir los conceptos vinculados a ella, es estirar la idea1. Hacemos crecer algo,
una ocurrencia, hasta empezar a darle estatuto de idea, e intentamos desplegarla en
más de un medio -el de la palabra que le dio origen y el de las formas artísticas que
dan cuenta de esa palabra- . Así, ese pensamiento empieza a adquirir otros atributos,
otro peso específico, se multiplica en sentidos del mismo modo que esa palabra de la
que nos servimos como disparador, a la que le otorgamos el poder aglutinante que nos
permite reunir distintas obras que hablan de lo mismo, que ensayan aproximaciones a
esa palabra. Recurrimos a la asociación libre de ideas, al empleo de metáforas visuales,
a diferentes análisis, investigamos, somos influenciados por el enfoque de nuestros
colegas, repensamos la cuestión y no paramos de hurgar en nuestras cabezas hasta
dar con la nota, esto es, con aquella subjetividad que, de algún modo u otro, ilustre
aquella palabra a través de otra forma-concepto (que no es la textual ni la oral que le
dieron vida). Cada uno de los participantes de este ejercicio hace uso de métodos
y tejidos conceptuales absolutamente personales, escarba en su memoria hasta
encontrar alguna experiencia previa que encaje con la consigna, hilvana un sistema
de relaciones, deja que la inspiración lo alcance, y que lo encante.
Cuando se propuso para esta convocatoria expositiva la palabra grieta, me asaltaron
una serie de pensamientos que aquí transcribo, no necesariamente en orden: en primer
lugar pensé que no se trataba de una noción abstracta, tal como habíamos trabajado
en otras oportunidades con este mismo grupo, sino que tenía múltiples representaciones
visuales, a la vez que sinónimos: abertura, falla, raja, rendija, fisura, resquicio,
resquebrajadura, hendidura. Pensé que muchas de ellas denotaban un sentido negativo,
vinculado con el paso del tiempo, con la degradación, con la vejez, con la vida útil
de los materiales, con la resistencia –o la falta de ella-, con la obsolescencia, con la
acción de la naturaleza, con la ausencia de diseño, con los movimientos telúricos,
con la aplicación de una fuerza excesiva, con problemas de equilibrio, con no contar
con condiciones naturales, esto es, con no tener un don. Sentía que en ese momento
no podía salir de esas representaciones medio mala onda.
GRIETA
Y como un respiro de toda esta carga de sentidos me vino a la cabeza el personaje
que, sin ser evidente y sin pretenderlo, se transforma en el héroe del documental de
Werner Herzog sobre el hallazgo de la cueva de Chauvet, un maestro perfumista.
Recordé el momento de la entrevista en que narra su participación junto al equipo
arqueológico que comandó la excavación de esa perlita del patrimonio artístico de la
humanidad. Recordé su actitud corporal recreando la manera en que trabajó junto con
el equipo científico hasta ser el que halló la caverna (no recuerdo si se muestra
el momento en que lo hace. Es una recreación –pensé-, hace que olfatea como en ese
momento), actitud que lo aproximaba a un sabueso siguiendo una pista olfatoria (o por
lo menos es lo que recuerdo). Me recordé pensando en cómo aquel dream team de la
arqueología, que se supone a la vanguardia de las investigaciones científicas en ese
campo, con inigualable experiencia para capitanear la formidable tarea, y con todo un
arsenal de recursos tecnológicos a su disposición como para apoyar todas sus capacidades
visuales e intelectuales en la búsqueda del tesoro oculto, apelaba a un
método tan primitivo como la misma cantera arqueológica que estaban buscando,
un método instintivo, animal. Recordé también su gesto de satisfacción comentando
que había dado con el lugar exacto a partir de los olores especiales que emanaban de
una única grieta que subsistió luego de que un derrumbe prehistórico clausurara la
entrada a la gruta, y no pude dejar de pensar en cómo todavía es posible valorar
ciertas condiciones naturales, ciertos dones -como su delicada capacidad olfativaal
punto que, gracias a él, esa grieta funcionó como si de la boca ya casi cerrada de la
caverna se tratara, que cansada de gritar por siglos su existencia, con un suave hálito,
paciente, esperando por su rescate, le susurró que allí se encontraba.
Y entonces rápidamente asocié esta muestra con esa caverna, esa cueva plagada de
representaciones hechas por personas que nos cuentan sobre cosas que en su
momento histórico les llamó la atención, sobre las que posaron su mirada atenta.
Esa gruta que a partir de una falla, deja emanar la sutil señal que delata su punto de
acceso, sabiendo que en el momento en que demos con esa grieta, se nos develarán
todos los secretos que contiene.
Augusto Zanela
Punta Indio, julio de 2014
1 Debo la frase al maestro Sergio Bazán.
ARTISTAS INVITADOS EPAC:
JUAN SZELAGOWSKI / TAKE THAT / Objeto e instalación
MARIANA FUENTES Z. / SE VIENE EL MUNDO ABAJO / Video instalación
Trabajar el guión de una exposición a partir de una palabra clave es una manera de
expandir los conceptos vinculados a ella, es estirar la idea1. Hacemos crecer algo,
una ocurrencia, hasta empezar a darle estatuto de idea, e intentamos desplegarla en
más de un medio -el de la palabra que le dio origen y el de las formas artísticas que
dan cuenta de esa palabra- . Así, ese pensamiento empieza a adquirir otros atributos,
otro peso específico, se multiplica en sentidos del mismo modo que esa palabra de la
que nos servimos como disparador, a la que le otorgamos el poder aglutinante que nos
permite reunir distintas obras que hablan de lo mismo, que ensayan aproximaciones a
esa palabra. Recurrimos a la asociación libre de ideas, al empleo de metáforas visuales,
a diferentes análisis, investigamos, somos influenciados por el enfoque de nuestros
colegas, repensamos la cuestión y no paramos de hurgar en nuestras cabezas hasta
dar con la nota, esto es, con aquella subjetividad que, de algún modo u otro, ilustre
aquella palabra a través de otra forma-concepto (que no es la textual ni la oral que le
dieron vida). Cada uno de los participantes de este ejercicio hace uso de métodos
y tejidos conceptuales absolutamente personales, escarba en su memoria hasta
encontrar alguna experiencia previa que encaje con la consigna, hilvana un sistema
de relaciones, deja que la inspiración lo alcance, y que lo encante.
Cuando se propuso para esta convocatoria expositiva la palabra grieta, me asaltaron
una serie de pensamientos que aquí transcribo, no necesariamente en orden: en primer
lugar pensé que no se trataba de una noción abstracta, tal como habíamos trabajado
en otras oportunidades con este mismo grupo, sino que tenía múltiples representaciones
visuales, a la vez que sinónimos: abertura, falla, raja, rendija, fisura, resquicio,
resquebrajadura, hendidura. Pensé que muchas de ellas denotaban un sentido negativo,
vinculado con el paso del tiempo, con la degradación, con la vejez, con la vida útil
de los materiales, con la resistencia –o la falta de ella-, con la obsolescencia, con la
acción de la naturaleza, con la ausencia de diseño, con los movimientos telúricos,
con la aplicación de una fuerza excesiva, con problemas de equilibrio, con no contar
con condiciones naturales, esto es, con no tener un don. Sentía que en ese momento
no podía salir de esas representaciones medio mala onda.
GRIETA
Y como un respiro de toda esta carga de sentidos me vino a la cabeza el personaje
que, sin ser evidente y sin pretenderlo, se transforma en el héroe del documental de
Werner Herzog sobre el hallazgo de la cueva de Chauvet, un maestro perfumista.
Recordé el momento de la entrevista en que narra su participación junto al equipo
arqueológico que comandó la excavación de esa perlita del patrimonio artístico de la
humanidad. Recordé su actitud corporal recreando la manera en que trabajó junto con
el equipo científico hasta ser el que halló la caverna (no recuerdo si se muestra
el momento en que lo hace. Es una recreación –pensé-, hace que olfatea como en ese
momento), actitud que lo aproximaba a un sabueso siguiendo una pista olfatoria (o por
lo menos es lo que recuerdo). Me recordé pensando en cómo aquel dream team de la
arqueología, que se supone a la vanguardia de las investigaciones científicas en ese
campo, con inigualable experiencia para capitanear la formidable tarea, y con todo un
arsenal de recursos tecnológicos a su disposición como para apoyar todas sus capacidades
visuales e intelectuales en la búsqueda del tesoro oculto, apelaba a un
método tan primitivo como la misma cantera arqueológica que estaban buscando,
un método instintivo, animal. Recordé también su gesto de satisfacción comentando
que había dado con el lugar exacto a partir de los olores especiales que emanaban de
una única grieta que subsistió luego de que un derrumbe prehistórico clausurara la
entrada a la gruta, y no pude dejar de pensar en cómo todavía es posible valorar
ciertas condiciones naturales, ciertos dones -como su delicada capacidad olfativaal
punto que, gracias a él, esa grieta funcionó como si de la boca ya casi cerrada de la
caverna se tratara, que cansada de gritar por siglos su existencia, con un suave hálito,
paciente, esperando por su rescate, le susurró que allí se encontraba.
Y entonces rápidamente asocié esta muestra con esa caverna, esa cueva plagada de
representaciones hechas por personas que nos cuentan sobre cosas que en su
momento histórico les llamó la atención, sobre las que posaron su mirada atenta.
Esa gruta que a partir de una falla, deja emanar la sutil señal que delata su punto de
acceso, sabiendo que en el momento en que demos con esa grieta, se nos develarán
todos los secretos que contiene.
Augusto Zanela
Punta Indio, julio de 2014
1 Debo la frase al maestro Sergio Bazán.
ARTISTAS INVITADOS EPAC:
JUAN SZELAGOWSKI / TAKE THAT / Objeto e instalación
MARIANA FUENTES Z. / SE VIENE EL MUNDO ABAJO / Video instalación
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